La vida es vivir - Osho
La vida es vivir. No es una cosa, es un proceso. No hay otra forma de conocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo, fluyendo, discurriendo con ella. Si buscas el significado de la vida en algĂşn dogma, en una determinada filosofĂa, en una teologĂa, da por seguro que te perderás lo que es la vida y su significado.
La vida no te está esperando en ninguna parte; te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquà y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas, es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás. El hombre ha estado haciendo esto durante siglos.
Los conceptos se han vuelto muy importantes, las explicaciones se han vuelto muy importantes y lo real ha sido olvidado por completo. No vemos lo que de hecho ya está aquĂ, queremos racionalizaciones.
OĂ una hermosa historia.
Hace unos años un americano de renombre tuvo una crisis de identidad. BuscĂł la ayuda de la psiquiatrĂa, pero no resolviĂł nada porque no encontrĂł a nadie que pudiera revelarle el significado de la vida, que era lo que Ă©l deseaba conocer. Poco a poco se fue enterando de la existencia de un venerable e increĂblemente sabio gurĂş que vivĂa en una misteriosa y casi inaccesible regiĂłn de los Himalayas. LlegĂł a creer que solamente ese gurĂş le podrĂa revelar lo que la vida significaba y cuál debĂa ser su destino.
De modo que vendiĂł todas sus posesiones y empezĂł su bĂşsqueda del gurĂş que todo lo sabĂa. Estuvo ocho años yendo de pueblo en pueblo por todos los Himalayas, buscándole. Y un dĂa acertĂł a encontrarse con un pastor que le dijo dĂłnde vivĂa el gurĂş y como debĂa llegar a ese lugar.
TardĂł casi un año en encontrarle, pero lo consiguiĂł. Se presentĂł a ese gurĂş, que desde luego era venerable y tenĂa más de cien años de edad. El gurĂş accediĂł a ayudarle, especialmente cuando escuchĂł todos los sacrificios que el hombre habĂa realizado buscándole.
- "¿QuĂ© es lo que puedo hacer por ti, hijo mĂo?", le preguntĂł el gurĂş.
- "Necesito conocer el significado de la vida", le contestĂł el hombre.
- A lo que, sin dudar un instante, replicĂł el gurĂş, "La vida", dijo, "es un rĂo sin fin".
- "¿Un rĂo sin fin?", dijo el hombre con asombro. "¿DespuĂ©s de recorrer todo este camino para encontrarte, todo lo que tienes que decirme es que la vida es un rĂo sin fin?"
- El gurĂş se quedĂł estupefacto, anonadado. Se enfadĂł mucho y le dijo, "¿Quieres decir que no lo es?"
Nadie puede darte el significado de tu vida. Es tu vida y el significado ha de ser también el tuyo. Los Himalayas no te servirán de ayuda. Nadie más que tú puede encontrarlo. Es tu vida y solamente es accesible a ti. Solamente con el vivir te será revelado el misterio.
Lo primero que me gustarĂa decirte es: no lo busques en ninguna otra parte. No lo busques en mĂ, no lo busques en las escrituras, no lo busques en inteligentes explicaciones; son sĂłlo justificaciones, no explican nada.
Simplemente atiborran tu mente vacĂa, no te hacen consciente de lo que es. Y cuanto más está la mente atiborrada de conocimiento muerto, más torpe y estĂşpido te vuelves. El conocimiento hace a la gente estĂşpida, adormece su sensibilidad. Se atiborran de Ă©l, cargan con Ă©l, refuerzan su ego con Ă©l, pero no les aporta luz y no les indica el camino. No puede hacerlo.
La vida ya está burbujeando en tu interior. Solamente puedes contactar con ella allĂ. El templo no está en el exterior; tĂş eres su santuario. Por eso lo primero que has de recordar, si quieres saber lo que es la vida, es: nunca la busques en lo exterior, nunca trates de descubrirla en alguien. El significado no puede ser transferido de este modo. Los Maestros más grandes nunca han dicho nada sobre la vida, siempre te han devuelto a ti mismo.
Lo segundo que has de recordar es: una vez que sepas lo que es la vida, sabrás lo que es la muerte. La muerte es parte del mismo proceso. Por lo general creemos que la muerte llega al final, por lo general creemos que la muerte se opone a la vida, por lo general creemos que la muerte es el enemigo, pero la muerte no es el enemigo. Y si consideras a la muerte como el enemigo esto simplemente demuestra que no has sido capaz de saber lo que es la vida.
La muerte y la vida son dos polaridades de una misma energĂa, del mismo fenĂłmeno, el flujo y el reflujo, el dĂa y la noche, el verano y el invierno. No están separados y no son opuestos ni contrarios. Son complementarios. La muerte no es el fin de la vida; de hecho es una culminaciĂłn de una vida, la cresta de la vida, el clĂmax, el gran final. Y una vez conoces tu vida y su proceso, entonces comprendes lo que es la muerte.
La muerte es una parte orgánica, integral de la vida y es muy amistosa con ella. Sin ella la vida no puede existir. La vida existe debido a la muerte, la muerte le da un trasfondo. La muerte es, en efecto, un proceso de renovación. Y la muerte sucede a cada instante. En el instante en que inhalas y en el instante en que exhalas, ambas se dan. Al inspirar, la vida entra; al expirar, viene la muerte. Por eso al nacer un niño lo primero que hace es inspirar; entonces la vida empieza. Y cuando un viejo muere, lo último que hace es exhalar; entonces la vida se va. El exhalar es la muerte, el inspirar es la vida. Son como las dos ruedas de una carreta. Vives tanto debido a que inspiras como a que expiras. El exhalar es parte del inhalar. No puedes inhalar si dejas de exhalar. No puedes vivir si dejas de morir.
El hombre que ha comprendido lo que es su vida, permite que la muerte suceda, le da la bienvenida. Muere a cada instante y a cada instante resucita. Su cruz y su resurrecciĂłn suceden continuamente como un proceso. Muere al pasado a cada momento y nace una y otra vez al futuro.
Si observas lo que es la vida podrás saber lo que es la muerte. Si comprendes lo que es la muerte, solamente entonces serás capaz de comprender lo que es la vida. Forman un organismo. Por lo general, debido al miedo, hemos creado la divisiĂłn. Creemos que la vida es buena y que la muerte es mala. Creemos que ha de desearse la vida y que ha de evitarse la muerte. Creemos que, de alguna forma, hemos de protegernos contra la muerte. Esta idea absurda crea interminables desgracias en nuestras vidas, porque una persona que se protege contra la muerte se vuelve incapaz de vivir. Es la persona que teme exhalar y entonces es incapaz de inhalar y se queda embarrancada. Entonces simplemente mal vive, su vida deja de ser un fluir, su vida deja de ser un rĂo.
Si realmente deseas vivir has de estar dispuesto a morir. ¿QuiĂ©n en ti teme a la muerte? ¿Teme la vida a la muerte? No es posible. ¿CĂłmo puede la vida sentirse asustada por su proceso integral? En ti hay algo más que está asustado. El ego es el que teme en ti. La vida y la muerte no son opuestos. El ego y la muerte sĂ son opuestos. La vida y la muerte no son opuestos. El ego y la vida sĂ son opuestos. El ego está en contra de los dos, de la vida y de la muerte. El ego teme el vivir y el ego teme el morir. Teme vivir porque a cada paso, al esforzarse en pos de la vida, hace que la muerte se acerque.
Si vives, te estás acercando a la muerte. El ego teme morir, de ahĂ que tambiĂ©n tema vivir. El ego simplemente mal vive. Hay mucha gente que ni está viva, ni está muerta. Esto es lo peor. Un hombre que está vivo plenamente tambiĂ©n está lleno de muerte. Ese es el significado de JesĂşs en la cruz. JesĂşs acarreando con su propia cruz no ha sido plenamente comprendido. Y les dice a sus discĂpulos, "TendrĂ©is que llevar vuestra propia cruz". El significado de JesĂşs llevando su cruz es muy simple, no es nada más que esto: todo el mundo a de acarrear continuamente con su muerte, todo el mundo ha de morir a cada momento, todo el mundo ha de estar en la cruz porque Ă©ste es el Ăşnico modo de vivir plenamente, totalmente.
Siempre que te encuentres con un momento de total vitalidad, de repente tambiĂ©n verás ahĂ a la muerte. Sucede en el amor. En el amor, la vida alcanza un clĂmax, de ahĂ que la gente tema al amor.
Me siento asombrado continuamente por la gente que viene a mĂ y que me dice que teme al amor. ¿De dĂłnde proviene este temor al amor? Se debe a que cuando realmente amas a alguien tu ego empieza a desaparecer y a fundirse. No puedes amar con el ego, el ego se convierte en la barrera. Y cuando quieres destruir la barrera, el ego te dice, "Esto se convertirá en una muerte, ¡cuidado!"
La muerte del ego no es tu muerte. La muerte del ego es en realidad tu posibilidad de vida. El ego es simplemente una cáscara sin vida a tu alrededor. Tiene que ser hecha pedazos y tirada. Surge de forma natural, del mismo modo que cuando un transeúnte pasa, el polvo se deposita sobre sus ropas, sobre su cuerpo y ha de darse un baño para limpiarse de ese polvo.
Al movernos en el tiempo, el polvo de las experiencias, del conocimiento, de la vida vivida, del pasado, se acumula. Ese polvo se convierte en tu ego. Al acumularse, se convierte en una cáscara que ha de ser rota y tirada. Uno se ha de bañar continuamente, cada dĂa, de hecho, a cada instante, de forma que esta cáscara nunca se convierta en una prisiĂłn. El ego teme al amor porque en el amor la vida alcanza una culminaciĂłn. Pero siempre que hay una culminaciĂłn de la vida tambiĂ©n hay una culminaciĂłn de la muerte. Van de la mano.
En el amor mueres y renaces. Lo mismo sucede cuando meditas o rezas o cuando acudes a un Maestro y te entregas. El ego crea toda suerte de dificultades, de justificaciones, para que no te entregues. "PiĂ©nsatelo, medĂtalo, sĂ© inteligente". Cuando acudes a un Maestro, el ego sospecha, se llena de dudas, crea ansiedad porque de nuevo estás volviendo a la vida, estás volviendo a una llama donde la muerte va a estar tan viva como la vida.
Recuerda que la muerte y la vida se alimentan mutuamente, nunca están separados. Si estás un poco, mĂnimamente vivo, en el mĂnimo, entonces verás a la vida y a la muerte como dos cosas separadas. Cuanto más te acerques a la cima, más se irán aproximando. En el ápice, se encuentran y se funden en uno solo. En el amor, en la meditaciĂłn, en la confianza, en la oraciĂłn, siempre que la vida es algo total, la muerte está allĂ. Sin muerte, la vida no puede ser total.
Pero el ego siempre está pensando en divisiones, en dualidades. Lo divide todo. La Existencia es indivisible, no puede ser dividida. Eras un niño, luego te hiciste mayor. ¿Puedes delimitar cuándo te hiciste mayor? ¿Puedes señalar el lugar en el tiempo cuándo de repente dejaste de ser un niño y te volviste un joven? Un dĂa te vuelves viejo. ¿Puedes indicar cuándo te vuelves viejo?
Los procesos no pueden ser delimitados. Sucede exactamente lo mismo cuando naces. ¿Puedes señalar cuándo naciste? ¿Cuándo comienza realmente la vida? ¿Comienza cuando el niño empieza a respirar, cuando el doctor da unos azotes al niño y el niño empieza a respirar? ¿Es entonces cuando nace la vida? ¿O es cuando el niño entra en el Ăştero, cuando la madre se queda embarazada, cuando el niño es concebido? ¿Empieza entonces la vida? ¿O incluso antes que esto? ¿Cuándo comienza exactamente la vida?
Es un proceso que no tiene ni fin ni comienzo. Nunca empieza. ¿Cuándo está muerta una persona? ¿Muere cuando deja de respirar? Muchos yoguis han demostrado cientĂficamente que pueden dejar de respirar y seguir vivos y luego regresar. De modo que el dejar de respirar no puede ser el final. ¿DĂłnde acaba la vida?
Nunca acaba en parte alguna, nunca empieza en ninguna parte. Estamos sumergidos en la eternidad. Hemos estado aquà desde el mismo comienzo, si es que hubo alguna vez un comienzo, y vamos a seguir aquà hasta el final, si es que va a haber un final. De hecho no puede haber un principio ni puede haber un final. Somos vida, aun cuando la forma cambie, los cuerpos cambien, la mente cambie. Lo que llamamos vida es solamente la identificación con un determinado cuerpo, con una determinada mente, con una determinada actitud, y lo que llamamos muerte no es más que el salirse de esa forma, de ese cuerpo, de esa idea.
Cambias de casa. Si te identificas demasiado con una casa entonces el cambiar de casa será algo muy doloroso. Creerás que te mueres porque la casa antigua era lo que tú eras; esa era tu identidad. Pero esto no sucede porque sabes que solamente estás cambiando de casa, que tú sigues siendo el mismo. Aquellos que han mirado en su propio interior, aquellos que han descubierto quién son, llegan a descubrir un proceso eterno, sin fin. La vida es un proceso sin tiempo, más allá del tiempo. La muerte forma parte de él.
La muerte es un revivir continuo, una ayuda para que la vida resucite una y otra vez, una ayuda para que la vida se libre de las viejas formas, para librarse de los edificios desvencijados, para librarse de las anticuadas estructuras de modo que seas capaz de fluir y puedas de nuevo volverte fresco y joven y seas otra vez virgen.
[*] Extracto tomado de las paginas del libro "El Arte de Morir" de Osho
La vida no te está esperando en ninguna parte; te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquà y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas, es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás. El hombre ha estado haciendo esto durante siglos.
Los conceptos se han vuelto muy importantes, las explicaciones se han vuelto muy importantes y lo real ha sido olvidado por completo. No vemos lo que de hecho ya está aquĂ, queremos racionalizaciones.
OĂ una hermosa historia.
Hace unos años un americano de renombre tuvo una crisis de identidad. BuscĂł la ayuda de la psiquiatrĂa, pero no resolviĂł nada porque no encontrĂł a nadie que pudiera revelarle el significado de la vida, que era lo que Ă©l deseaba conocer. Poco a poco se fue enterando de la existencia de un venerable e increĂblemente sabio gurĂş que vivĂa en una misteriosa y casi inaccesible regiĂłn de los Himalayas. LlegĂł a creer que solamente ese gurĂş le podrĂa revelar lo que la vida significaba y cuál debĂa ser su destino.
De modo que vendiĂł todas sus posesiones y empezĂł su bĂşsqueda del gurĂş que todo lo sabĂa. Estuvo ocho años yendo de pueblo en pueblo por todos los Himalayas, buscándole. Y un dĂa acertĂł a encontrarse con un pastor que le dijo dĂłnde vivĂa el gurĂş y como debĂa llegar a ese lugar.
TardĂł casi un año en encontrarle, pero lo consiguiĂł. Se presentĂł a ese gurĂş, que desde luego era venerable y tenĂa más de cien años de edad. El gurĂş accediĂł a ayudarle, especialmente cuando escuchĂł todos los sacrificios que el hombre habĂa realizado buscándole.
- "¿QuĂ© es lo que puedo hacer por ti, hijo mĂo?", le preguntĂł el gurĂş.
- "Necesito conocer el significado de la vida", le contestĂł el hombre.
- A lo que, sin dudar un instante, replicĂł el gurĂş, "La vida", dijo, "es un rĂo sin fin".
- "¿Un rĂo sin fin?", dijo el hombre con asombro. "¿DespuĂ©s de recorrer todo este camino para encontrarte, todo lo que tienes que decirme es que la vida es un rĂo sin fin?"
- El gurĂş se quedĂł estupefacto, anonadado. Se enfadĂł mucho y le dijo, "¿Quieres decir que no lo es?"
Nadie puede darte el significado de tu vida. Es tu vida y el significado ha de ser también el tuyo. Los Himalayas no te servirán de ayuda. Nadie más que tú puede encontrarlo. Es tu vida y solamente es accesible a ti. Solamente con el vivir te será revelado el misterio.
Lo primero que me gustarĂa decirte es: no lo busques en ninguna otra parte. No lo busques en mĂ, no lo busques en las escrituras, no lo busques en inteligentes explicaciones; son sĂłlo justificaciones, no explican nada.
Simplemente atiborran tu mente vacĂa, no te hacen consciente de lo que es. Y cuanto más está la mente atiborrada de conocimiento muerto, más torpe y estĂşpido te vuelves. El conocimiento hace a la gente estĂşpida, adormece su sensibilidad. Se atiborran de Ă©l, cargan con Ă©l, refuerzan su ego con Ă©l, pero no les aporta luz y no les indica el camino. No puede hacerlo.
La vida ya está burbujeando en tu interior. Solamente puedes contactar con ella allĂ. El templo no está en el exterior; tĂş eres su santuario. Por eso lo primero que has de recordar, si quieres saber lo que es la vida, es: nunca la busques en lo exterior, nunca trates de descubrirla en alguien. El significado no puede ser transferido de este modo. Los Maestros más grandes nunca han dicho nada sobre la vida, siempre te han devuelto a ti mismo.
Lo segundo que has de recordar es: una vez que sepas lo que es la vida, sabrás lo que es la muerte. La muerte es parte del mismo proceso. Por lo general creemos que la muerte llega al final, por lo general creemos que la muerte se opone a la vida, por lo general creemos que la muerte es el enemigo, pero la muerte no es el enemigo. Y si consideras a la muerte como el enemigo esto simplemente demuestra que no has sido capaz de saber lo que es la vida.
La muerte y la vida son dos polaridades de una misma energĂa, del mismo fenĂłmeno, el flujo y el reflujo, el dĂa y la noche, el verano y el invierno. No están separados y no son opuestos ni contrarios. Son complementarios. La muerte no es el fin de la vida; de hecho es una culminaciĂłn de una vida, la cresta de la vida, el clĂmax, el gran final. Y una vez conoces tu vida y su proceso, entonces comprendes lo que es la muerte.
La muerte es una parte orgánica, integral de la vida y es muy amistosa con ella. Sin ella la vida no puede existir. La vida existe debido a la muerte, la muerte le da un trasfondo. La muerte es, en efecto, un proceso de renovación. Y la muerte sucede a cada instante. En el instante en que inhalas y en el instante en que exhalas, ambas se dan. Al inspirar, la vida entra; al expirar, viene la muerte. Por eso al nacer un niño lo primero que hace es inspirar; entonces la vida empieza. Y cuando un viejo muere, lo último que hace es exhalar; entonces la vida se va. El exhalar es la muerte, el inspirar es la vida. Son como las dos ruedas de una carreta. Vives tanto debido a que inspiras como a que expiras. El exhalar es parte del inhalar. No puedes inhalar si dejas de exhalar. No puedes vivir si dejas de morir.
El hombre que ha comprendido lo que es su vida, permite que la muerte suceda, le da la bienvenida. Muere a cada instante y a cada instante resucita. Su cruz y su resurrecciĂłn suceden continuamente como un proceso. Muere al pasado a cada momento y nace una y otra vez al futuro.
Si observas lo que es la vida podrás saber lo que es la muerte. Si comprendes lo que es la muerte, solamente entonces serás capaz de comprender lo que es la vida. Forman un organismo. Por lo general, debido al miedo, hemos creado la divisiĂłn. Creemos que la vida es buena y que la muerte es mala. Creemos que ha de desearse la vida y que ha de evitarse la muerte. Creemos que, de alguna forma, hemos de protegernos contra la muerte. Esta idea absurda crea interminables desgracias en nuestras vidas, porque una persona que se protege contra la muerte se vuelve incapaz de vivir. Es la persona que teme exhalar y entonces es incapaz de inhalar y se queda embarrancada. Entonces simplemente mal vive, su vida deja de ser un fluir, su vida deja de ser un rĂo.
Si realmente deseas vivir has de estar dispuesto a morir. ¿QuiĂ©n en ti teme a la muerte? ¿Teme la vida a la muerte? No es posible. ¿CĂłmo puede la vida sentirse asustada por su proceso integral? En ti hay algo más que está asustado. El ego es el que teme en ti. La vida y la muerte no son opuestos. El ego y la muerte sĂ son opuestos. La vida y la muerte no son opuestos. El ego y la vida sĂ son opuestos. El ego está en contra de los dos, de la vida y de la muerte. El ego teme el vivir y el ego teme el morir. Teme vivir porque a cada paso, al esforzarse en pos de la vida, hace que la muerte se acerque.
Si vives, te estás acercando a la muerte. El ego teme morir, de ahĂ que tambiĂ©n tema vivir. El ego simplemente mal vive. Hay mucha gente que ni está viva, ni está muerta. Esto es lo peor. Un hombre que está vivo plenamente tambiĂ©n está lleno de muerte. Ese es el significado de JesĂşs en la cruz. JesĂşs acarreando con su propia cruz no ha sido plenamente comprendido. Y les dice a sus discĂpulos, "TendrĂ©is que llevar vuestra propia cruz". El significado de JesĂşs llevando su cruz es muy simple, no es nada más que esto: todo el mundo a de acarrear continuamente con su muerte, todo el mundo ha de morir a cada momento, todo el mundo ha de estar en la cruz porque Ă©ste es el Ăşnico modo de vivir plenamente, totalmente.
Siempre que te encuentres con un momento de total vitalidad, de repente tambiĂ©n verás ahĂ a la muerte. Sucede en el amor. En el amor, la vida alcanza un clĂmax, de ahĂ que la gente tema al amor.
Me siento asombrado continuamente por la gente que viene a mĂ y que me dice que teme al amor. ¿De dĂłnde proviene este temor al amor? Se debe a que cuando realmente amas a alguien tu ego empieza a desaparecer y a fundirse. No puedes amar con el ego, el ego se convierte en la barrera. Y cuando quieres destruir la barrera, el ego te dice, "Esto se convertirá en una muerte, ¡cuidado!"
La muerte del ego no es tu muerte. La muerte del ego es en realidad tu posibilidad de vida. El ego es simplemente una cáscara sin vida a tu alrededor. Tiene que ser hecha pedazos y tirada. Surge de forma natural, del mismo modo que cuando un transeúnte pasa, el polvo se deposita sobre sus ropas, sobre su cuerpo y ha de darse un baño para limpiarse de ese polvo.
Al movernos en el tiempo, el polvo de las experiencias, del conocimiento, de la vida vivida, del pasado, se acumula. Ese polvo se convierte en tu ego. Al acumularse, se convierte en una cáscara que ha de ser rota y tirada. Uno se ha de bañar continuamente, cada dĂa, de hecho, a cada instante, de forma que esta cáscara nunca se convierta en una prisiĂłn. El ego teme al amor porque en el amor la vida alcanza una culminaciĂłn. Pero siempre que hay una culminaciĂłn de la vida tambiĂ©n hay una culminaciĂłn de la muerte. Van de la mano.
En el amor mueres y renaces. Lo mismo sucede cuando meditas o rezas o cuando acudes a un Maestro y te entregas. El ego crea toda suerte de dificultades, de justificaciones, para que no te entregues. "PiĂ©nsatelo, medĂtalo, sĂ© inteligente". Cuando acudes a un Maestro, el ego sospecha, se llena de dudas, crea ansiedad porque de nuevo estás volviendo a la vida, estás volviendo a una llama donde la muerte va a estar tan viva como la vida.
Recuerda que la muerte y la vida se alimentan mutuamente, nunca están separados. Si estás un poco, mĂnimamente vivo, en el mĂnimo, entonces verás a la vida y a la muerte como dos cosas separadas. Cuanto más te acerques a la cima, más se irán aproximando. En el ápice, se encuentran y se funden en uno solo. En el amor, en la meditaciĂłn, en la confianza, en la oraciĂłn, siempre que la vida es algo total, la muerte está allĂ. Sin muerte, la vida no puede ser total.
Pero el ego siempre está pensando en divisiones, en dualidades. Lo divide todo. La Existencia es indivisible, no puede ser dividida. Eras un niño, luego te hiciste mayor. ¿Puedes delimitar cuándo te hiciste mayor? ¿Puedes señalar el lugar en el tiempo cuándo de repente dejaste de ser un niño y te volviste un joven? Un dĂa te vuelves viejo. ¿Puedes indicar cuándo te vuelves viejo?
Los procesos no pueden ser delimitados. Sucede exactamente lo mismo cuando naces. ¿Puedes señalar cuándo naciste? ¿Cuándo comienza realmente la vida? ¿Comienza cuando el niño empieza a respirar, cuando el doctor da unos azotes al niño y el niño empieza a respirar? ¿Es entonces cuando nace la vida? ¿O es cuando el niño entra en el Ăştero, cuando la madre se queda embarazada, cuando el niño es concebido? ¿Empieza entonces la vida? ¿O incluso antes que esto? ¿Cuándo comienza exactamente la vida?
Es un proceso que no tiene ni fin ni comienzo. Nunca empieza. ¿Cuándo está muerta una persona? ¿Muere cuando deja de respirar? Muchos yoguis han demostrado cientĂficamente que pueden dejar de respirar y seguir vivos y luego regresar. De modo que el dejar de respirar no puede ser el final. ¿DĂłnde acaba la vida?
Nunca acaba en parte alguna, nunca empieza en ninguna parte. Estamos sumergidos en la eternidad. Hemos estado aquà desde el mismo comienzo, si es que hubo alguna vez un comienzo, y vamos a seguir aquà hasta el final, si es que va a haber un final. De hecho no puede haber un principio ni puede haber un final. Somos vida, aun cuando la forma cambie, los cuerpos cambien, la mente cambie. Lo que llamamos vida es solamente la identificación con un determinado cuerpo, con una determinada mente, con una determinada actitud, y lo que llamamos muerte no es más que el salirse de esa forma, de ese cuerpo, de esa idea.
Cambias de casa. Si te identificas demasiado con una casa entonces el cambiar de casa será algo muy doloroso. Creerás que te mueres porque la casa antigua era lo que tú eras; esa era tu identidad. Pero esto no sucede porque sabes que solamente estás cambiando de casa, que tú sigues siendo el mismo. Aquellos que han mirado en su propio interior, aquellos que han descubierto quién son, llegan a descubrir un proceso eterno, sin fin. La vida es un proceso sin tiempo, más allá del tiempo. La muerte forma parte de él.
La muerte es un revivir continuo, una ayuda para que la vida resucite una y otra vez, una ayuda para que la vida se libre de las viejas formas, para librarse de los edificios desvencijados, para librarse de las anticuadas estructuras de modo que seas capaz de fluir y puedas de nuevo volverte fresco y joven y seas otra vez virgen.
Saludos y hasta la proxima
[*] Extracto tomado de las paginas del libro "El Arte de Morir" de Osho