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Si vas a aferrarte a algo que sea a tus sueños


Aferrarse a algo, en ocasiones, hace más daño que soltarse. Porque a veces, lo que nos aferra lo hace con tanta fuerza que deja marcas y heridas profundas, hasta el punto de quitarnos el aire, la vida, los sueños…

Si vas a aferrarte a algo, que sea a tus sueños y no a personas. Di no a ese apego insano que te corta las alas y conjuga el amor con chantajes. Sé valiente y deja ir lo que es caduco, lo que no funciona y atiende las necesidades de tu corazón.

Si existe un libro que defiende por encima de todo la necesidad de aferrarnos a nuestros sueños y ser capaces de luchar por ellos, es “La última lección” de Randy Pausch, una obra autobiográfica del propio autor, un célebre profesor de informático que colaboraba con la factoría Disney, y quien escribió este libro una vez le diagnosticaron un cáncer de páncreas terminal.

Con su obra Pausch quiso dejar una especie de testamento intelectual donde transmitir a los lectores una necesidad esencial: la de alcanzar nuestro sueños de infancia. Esos que, de algún modo, llegamos a enterrar con nuestras obligaciones de adulto y con esa necesidad por aferrarnos a cosas o personas que en lugar de permitirnos crecer, nos “empequeñecen”.

Las grandes metas que pudimos tener de niños las vemos ahora como tremendas ingenuidades. Ahora bien, es muy posible que tras este razonamiento, en realidad, esté el miedo.

No importa la envergadura de tus sueños, lo importante es tu actitud frente a ellos. 

Deja de aferrarte a lo que piensen otros sobre tus sueños o anhelos. Ellos no son tú, no viven en tu mente ni  sus cuerpos laten con tu corazón. Atiende tu voz interior y sigue pensando como un niño al que nunca robaron su inocencia: confía, explora, sueña…

Sé paciente y humilde. Alcanzar los sueños depende al fin y al cabo de un 10% de inspiración y un 90% de transpiración. Es decir, hay que luchar por aquello que deseamos.

Los cambios, traen la oportunidad de alcanzar los sueños, por curioso que parezca, son los instantes de crisis cuando surgen los cambios más profundos, a la vez que las mejores oportunidades. Es por ello, que a menudo, se diga aquello de que todo lo rígido, inalterable, previsible y hasta obsesivo, merma por completo nuestra creatividad y nuestro sentido de oportunidad. Son zonas de control estables y tremendamente especializadas donde jamás nos retamos a nosotros mismos.

Deja de aferrarte pues a lo monótono y a quien te quiere previsible, dócil, sumiso. Huye de quien te obliga a postergar tus sueños mediante razonamientos como “no es el momento”, “mejor otro día”, o “eso ahora no te conviene”. No lo permitas, recuerda tus sueños de infancia y propicia el cambio. Porque a veces, en esa crisis personal aparece el milagro del aprendizaje y la oportunidad de reinventarte para alcanzar tus sueños…



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