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En la boca llevarás… “Sabor a mí”

 



La siguiente anécdota sucedió en diciembre de 1957, cuando en la cena de Navidad, ya estando comprometidos, Álvaro Carrillo tomaba Whisky y entre trago y trago le depositaba un beso a su novia Anita. 


Anita, como buena mujer, le empezó a reclamar que estaba tomando mucho, sugiriendo que dejara de hacerlo.  Pero Álvaro hacía “mutis” para servirse otro Whisky y así, sorbo tras sorbo y beso tras beso, los reclamos se hicieron rutina. 


En una de esas, Anita le dijo a Álvaro Carrillo que de tanto beso ya la estaba emborrachando, que ella sin tomar nada ya tenía en la boca el sabor a Whisky; Álvaro, tras una breve pausa, le reviró y le dijo: “lo que tienes en la boca no es sabor a Whisky es… sabor a mí”. 


Ambos, cómplices de la poesía, entendieron en ese momento que la frase suscitada de ese reclamo era una sentencia poética que debía convertirse canción.  Anita la anotó como tarea para Álvaro y, rompiendo su sobriedad, tomó un trago del vaso de Álvaro y brindaron por el que sería, probablemente, el éxito más grande que Álvaro Carrillo haya compuesto:



Tanto tiempo disfrutamos, de éste amor

nuestra almas se acercaron, tanto así

que yo guardo tu sabor

pero tú llevas también… sabor a mí

Si negaras mi presencia en tu vivir

bastaría con abrazarte y conversar

tanta vida yo te di

que por fuerza llevas ya… sabor a mí

No pretendo ser tu dueño

no soy nada yo no tengo vanidad

de mi vida, doy lo bueno

yo tan pobre, qué otra cosa puedo dar

Pasarán más de mil años, muchos más

yo no sé si tenga amor la eternidad

pero allá tal como aquí

en la boca llevarás… sabor a mí

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