El Ajedrez de la Seduccion
La Seduccion como el Ajedrez son un Arte milenario, pero ¿Cual es la similitud?, pues les dire la estrategia en el ajedrez es una pieza angular y lo que hace interesante a este juego; en la seduccion ocurre casi lo mismo.
Los dejo con un fragmento de Cuando ellas se lanzan primero de Pedro Pablo Martínez.
“Siempre he considerado que jugar ajedrez es la actividad humana que más se parece a estar sentado con una mujer tomando un café y estableciendo ese imaginativo, infinito y sorpresivo juego que se llama seducción.
Así que explicaré algo técnico para que se entienda mejor mi reflexión. Cuando el juego inicia, ninguno de los dos sabe cuáles serán las acciones y reacciones del otro, pero sabe que tiene un objetivo.
Si en el ajedrez se trata de matar al rey del otro y ese es el sentido de la partida, en la amable conversación quizá nada más se trate de llegar hasta su centro de poder, hasta esa parte del otro que decide sus movimientos.
Como las posibilidades son infinitas, tanto en el ajedrez como en la relación hombre-mujer (aunque haya reglas y costumbres), la capacidad creativa va más allá de cualquier prejuicio. Con esto quiero decir que eso de que los hombres tienen que llevar la iniciativa es tan relativo como la regla de que las blancas llevan la iniciativa por el hecho de hacer la primera jugada.
Y es que hay muchas formas de hacerlo diferente en ambos casos. Comúnmente se dice que, cuando las blancas salen con el peón del rey, es que quieren establecer un juego abierto. Ahora que frente a esa propuesta, que las negras pueden aceptar con otro peón de rey y realmente estar jugando abierto, también pueden optar por otras respuestas que se llaman juego semiabierto, es decir, en ese momento las negras hacen uso de su derecho a cambiar la propuesta del contrincante.
Ahora que si las blancas inician con un movimiento más pasivo, puede ser que las negras le den un giro al asunto y asuman la iniciativa del juego: ¿no es acaso lo mismo que nos pasa a los hombres y las mujeres?
Si el hombre es franco y claro en sus intenciones y la mujer decide seguirle el juego, rápidamente bailarán un foxtrot entre las sábanas.
Pero si el hombre no quiere jugar abierto, la mujer puede decidir si abre el juego o le sigue el delicioso juego del misterio. Ahora que si de plano los dos se enfrascan en un lenguaje indirecto, pueden, como en el ajedrez, pasarse horas sin moverse de un mismo punto y a lo mejor así lo disfrutan más.”
Los dejo con un fragmento de Cuando ellas se lanzan primero de Pedro Pablo Martínez.
“Siempre he considerado que jugar ajedrez es la actividad humana que más se parece a estar sentado con una mujer tomando un café y estableciendo ese imaginativo, infinito y sorpresivo juego que se llama seducción.
Así que explicaré algo técnico para que se entienda mejor mi reflexión. Cuando el juego inicia, ninguno de los dos sabe cuáles serán las acciones y reacciones del otro, pero sabe que tiene un objetivo.
Si en el ajedrez se trata de matar al rey del otro y ese es el sentido de la partida, en la amable conversación quizá nada más se trate de llegar hasta su centro de poder, hasta esa parte del otro que decide sus movimientos.
Como las posibilidades son infinitas, tanto en el ajedrez como en la relación hombre-mujer (aunque haya reglas y costumbres), la capacidad creativa va más allá de cualquier prejuicio. Con esto quiero decir que eso de que los hombres tienen que llevar la iniciativa es tan relativo como la regla de que las blancas llevan la iniciativa por el hecho de hacer la primera jugada.
Y es que hay muchas formas de hacerlo diferente en ambos casos. Comúnmente se dice que, cuando las blancas salen con el peón del rey, es que quieren establecer un juego abierto. Ahora que frente a esa propuesta, que las negras pueden aceptar con otro peón de rey y realmente estar jugando abierto, también pueden optar por otras respuestas que se llaman juego semiabierto, es decir, en ese momento las negras hacen uso de su derecho a cambiar la propuesta del contrincante.
Ahora que si las blancas inician con un movimiento más pasivo, puede ser que las negras le den un giro al asunto y asuman la iniciativa del juego: ¿no es acaso lo mismo que nos pasa a los hombres y las mujeres?
Si el hombre es franco y claro en sus intenciones y la mujer decide seguirle el juego, rápidamente bailarán un foxtrot entre las sábanas.
Pero si el hombre no quiere jugar abierto, la mujer puede decidir si abre el juego o le sigue el delicioso juego del misterio. Ahora que si de plano los dos se enfrascan en un lenguaje indirecto, pueden, como en el ajedrez, pasarse horas sin moverse de un mismo punto y a lo mejor así lo disfrutan más.”
Saludos y hasta la proxima